viernes, 8 de abril de 2022

DE DIOSES Y EDUCADORES

     


Que los educadores no somos dioses, ya lo sabíamos. Desde que empezamos a ejercer esta profesión, nos dimos cuenta de que es bien poco lo que podemos hacer. Pero no me refiero con ello a los problemas debidos a la situación social, a la falta o a la inversión de los valores o a la mentalidad de la persona en la posmodernidad. 

Me refiero a nuestras propias limitaciones. Los educadores católicos nos sabemos, al igual que nuestros alumnos, hechos a imagen y semejanza de Dios y criaturas. Es desde esta condición que podemos comenzar cada día, siendo conscientes de nuestras carencias, tanto a nivel académico como afectivo. Podemos y debemos intentar suplirlas de la mejor forma pero sin olvidar nuestra condición. 

Precisamente porque todos somos criaturas, sabemos que tanto nosotros como nuestros alumnos están en las mejores manos. Él ya conoce y cuenta con nuestras debilidades, así que nuestra labor también tiene mucho de confianza en que lo que nosotros no hagamos con nuestras solas fuerzas, Dios lo llevará a término, siempre dando lo mejor de nosotros mismos. Pero ese "lo mejor" nunca será lo que el alumno necesita en su totalidad y plenitud... debido a nuestra condición tan limitada. 

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