El Papa Francisco ha dirigido una carta al Cardenal Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos, con motivo del 25 aniversario de la Encíclica Ut Unum Sint.
En un pontificado tan largo y fructífero como el de Juan Pablo II y teniendo en cuenta su carácter conciliador y consciente de la primacía de la persona sobre sus accidentes, Wojtyla quiso dejar también esta herencia ecuménica que suponía el compromiso de toda la Iglesia hacia otras confesiones.
Reconocer la diversidad siempre es positivo; nos ayuda a crecer, a no atrincherarnos en nuestra propia visión de las cosas, a tomar conciencia de otras perspectivas, otras formas de entender la vida y la trascendencia, a considerar que se llega a la verdad por el camino del amor y este es universal.
Al igual que nuestras vidas y vocaciones, el ecumenismo supone un itinerario en el que nunca se llega a la meta. Caminamos, en ocasiones vamos ligeros, en otras nos fatigamos... Y a pesar de los esfuerzos, esta labor siempre estará inacabada; es algo que se va realizando día a día, pero con la convicción de que quien lleva el timón es el Espíritu Santo, algo que ya mencionaba el Concilio y que la Encíclica subrayó incluso con la fecha de publicación.
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