Hace unos días conocíamos la noticia de un profesor que ha sido suspendido durante dos años de ejercicio ya que ha puesto doscientos ceros a los alumnos de la universidad en donde impartía clase, lo que lleva a preguntarse si poner un cero -o doscientos- sirve de algo.
La motivación resulta fundamental para el alumno ante la gran cantidad de referentes que hay hoy en día, por ejemplo, a través del uso de las redes sociales. Nuestra misión es la de educar, animar, ayudar a los alumnos a descubrir sus dones; esa es la motivación necesaria para superar unos estudios, conseguir un trabajo y otras cuestiones como llegar a ser buenos profesionales en su campo y mejores personas.
El cero es algo que psicológicamente es dificil de superar; no se trata de suspender un examen o trabajo, o que tu profe te diga que está un poco flojo, o que debías haberle dedicado más tiempo. Se trata de enfrentarse a la nada, al vacío más absoluto, frente al trabajo y las horas que hayas dedicado. Todo ello no tiene ningún valor, no sirve de nada, has perdido el tiempo, y además algo mucho peor: quizá no sirves para esto. Piénsalo bien, plantéatelo, si seguir perdiendo el tiempo aquí o hacer otra actividad. Todo esto contribuye a hundir a quien se enfrente a esta experiencia, a menos que los estudiantes estén muy seguros de sí mismos, lo que es probable en un... ¿cinco por ciento? ¿quizá un diez?
Queridos profes: somos educadores, no mercenarios ni jornaleros de la enseñanza. Debemos preparar a los chavales de nuestro tiempo a vivir en el mundo de hoy, a contemplar sus logros, sus aciertos y errores para que mañana sean buenos ciudadanos que construyan la sociedad en la que nosotros terminaremos nuestros días.
¿Poner "un cero" sirve de algo?
Maravillas Moya Cabrera
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