Un idioma es mucho más que un sistema de signos que sirve para entender y hacerse entender; comprende toda una serie de tradiciones y bagaje histórico y cultural que no se aprecia en el uso cotidiano, todo ello con el soporte de una sintaxis y morfología. Simplemente se habla sin ser conscientes de este depósito anejo a las palabras que utilizamos. Pero está ahí, reflejando el origen, creencias, tendencias, formación, gustos personales y un largo etcétera del hablante. Y todo ello sin ser conscientes; simplemente hablamos, nos expresamos. Ni tan siquiera la RAE con su autoridad impone formas o modos de hablar; tan solo da cuenta de lo que los hablantes dicen y de qué modo va cambiando la lengua española a través del tiempo debido al uso que sus hablantes hacen de ella.
El llamado lenguaje inclusivo es algo que se intenta imponer desde algunos sectores ya que nuestra forma de hablar es la manera en la que interpretamos la realidad, con lo que se modifica el lenguaje estamos cambiando nuestra forma de ver la vida (junto con la riqueza cultural mencionada) por aquella que se nos está intentando imponer. Cada vez que se nos exhorta a evitar el uso del masculino (cuando el masculino es también genérico en español), utilizar un supuesto "género neutro" (inexistente en español) o sustituir determinados vocablos por otros, supone un intento de manipulación en toda regla.
Sin embargo, estas formas de lenguaje inclusivo suelen presentarse de manera bastante predecible: mensajes en las redes sociales, mítines políticos, carteles, intervenciones televisivas... todos de carácter breve y preparados para la ocasión.
Mi profesor decía también que los idiomas eran instrumentos de poder muy fuertes pero en tus manos está el utilizarlos para compartir respetuosamente la copiosa herencia recibida a través de nuestra cultura y para ser el fundamento que une a la sociedad, a toda la sociedad, ya que ser inclusivo es una actitud, una forma de ser que se manifiesta cuando te relacionas con los demás y, sobre todo, cuando utilizas tu idioma con naturalidad.